
Segmentar clientes es una técnica muy importante que las empresas no deberían pasar por alto. ¿Y eso por qué? Dirigirse a mucha gente con un mismo mensaje puede resultar muy complicado porque cada persona es diferente y sus gustos y preferencias son únicos. Pero, por otra parte, lanzar un mensaje personalizado para cada cliente es imposible.
Entonces, ¿cómo podemos hacerlo? Una manera muy fácil de llegar a los públicos es a través de la segmentación. Gracias a ella, se puede separar el público en diferentes grupos en los cuales los miembros del mismo presenten unas características similares. Así, se puede segmentar a través de la demografía (edad, sexo, cultura, profesión, etc.), la conducta, la geografía, etc.
¿Y qué ganamos con esto? Determinar tu “target” (público objetivo al que están dirigidos los productos o las acciones de marketing y publicidad) te permite elaborar un solo mensaje para cada grupo en particular. De esta forma, los resultados van a ser mucho más efectivos, ya que no se malgastarán recursos en informar a personas que no están interesadas en lo que queremos ofrecer.
Por ejemplo, si mi empresa se dedica a vender trajes de buceo en Canarias, nuestro “target” no serán personas que viven en Madrid y a las que no les gusta el buceo. Si no que se buscaran personas a las que sí que les guste bucear y que, en su mayoría, vivan en las Islas.
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